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898 • MUJER FATAL

Miércoles, 25 de agosto de 2004

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  Junto a los mitos femeninos del mundo judeocristiano (María, la no-mujer; Magdalena, la mujer que se redime dejando de serlo; Eva, la mujer fatal por excelencia) el paganismo erige también sus representaciones de la mujer peligrosa, misteriosa, el ser que puede sumir al hombre en todos los males.

Zeus ordenó la creación de Pandora para vengarse de los hombres. Así como Eva sintió curiosidad por la manzana, Pandora la tuvo por la caja y, al abrirla, llevó el infortunio a los hombres.

Medea, esposa de Jasón, urde la muerte de Glauce, hija de Creonte y amante de su marido.

Astarté, la diosa asirio-babilónica, diosa de la fertilidad, el amor, el placer y la guerra, es voluble y colérica y acarrea la desgracia a sus innumerables amantes.

La romana Proserpina, equivalente a la griega Perséfone, raptada por el rey del mundo subterráneo y de los muertos, vuelve a la vida tras ingerir una pepita de un fruto de los infiernos, de los que es diosa para siempre.

Circe retiene con sus artes, durante mucho tiempo, al incauto y noble Ulises. Esta diosa envilece a sus amantes, a los hombres, convirtiéndolos en animales.

Helena de Troya causa la perdición de naves, ciudades y hombres...

Hay otros mitos religiosos, literarios y a veces históricos: la vampiresa, Salomé, Judit, la arpía, Lucrecia Borgia, la Medusa, la Sirena...

Demasiadas representaciones de la mujer seductora y terrible. La mujer fatal, bíblica, baudeleriana o de Hollywood, siempre hundiendo al hombre por su instinto básico.

Colaboración C. García