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758 • UN ÁRBOL

   

Jueves, 4 de marzo de 2004

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  Un niño todos jugaba siempre alrededor de un árbol de manzanas. Amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el pequeño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del árbol.

Un día, ya muchacho, regresó al lugar y escuchó que el árbol le decía:
- ¿Vienes a jugar conmigo?
- Ya no soy el niño de antes - respondió - lo que ahora quiero son juguetes y el dinero para comprarlos.
- Lo siento - dijo el árbol - no tengo dinero... pero porqué no tomas mis manzanas y las vendes. Así obtendrás dinero para tus juguetes.
El muchacho se sintió feliz. Tomó las manzanas, obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho ya no volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.

Tiempo después, el joven regresó y el árbol se puso feliz de volver a verlo y le preguntó:
- ¿Vienes a jugar conmigo?
- No tengo tiempo para jugar. Debo trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?
- Lo siento, no tengo casa, pero... puedes cortar mis ramas y construir tu casa
.
El joven cortó las ramas del árbol, construyó su casa y esto puso feliz al árbol.

Cierto día de verano, el joven regresó ya hombre.
- ¿Vienes a jugar conmigo? - preguntó el árbol.
- Estoy triste y volviéndome viejo - contestó el hombre - quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?.
- Usa mi tronco para construirte uno y así podrás navegar y ser feliz.
El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar...

Regresó mucho después y el árbol le dijo:
- Lo siento, pero ya no tengo nada para darte... ni siquiera manzanas.
- No tengo dientes para morderlas
- respondió el anciano - ni fuerza para treparme... estoy viejo.
Entonces el árbol con lágrimas dijo
- Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas.
- Ya no necesito mucho - dijo el anciano - solo un lugar para descansar. Estoy cansado tras tantos años
- Bueno, las viejas raíces de un árbol, son un buen lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa.

El hombre se sentó junto al árbol y éste, feliz, sonrió entre lágrimas.

DP
Colaboración Barmitzva