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530 • AMARGARSE

 

Miércoles, 11 de junio de 2003

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¿Por qué muchas veces nos sentimos infelices, aún teniéndolo casi todo? La revista Forbes dice que el 37 por ciento de los millonarios se sienten desgraciados. Existen en el mundo millones de personas que se mueren de hambre y viven en los límites de la pobreza, mientras otras se amargan por no poder comprarse los "caprichos" que quisieran. He aquí algunas maneras de pensar para amargarse la vida a uno mismo y a los que le rodean:

  • Nunca preguntes a nadie cómo se encuentra, podrían pedirte consejo, o peor aún ¡dinero!

  • Fijate una meta, y cuando la logres, no la disfrutes, márcate un nuevo objetivo, a ser posible más difícil.

  • ¿Se ha perdido o se ha roto algo? antes de arreglarlo busca al culpable.

  • Estás en desacuerdo con alguien, mejor retirarle la palabra para evitar discusiones.

  • Tienes un mal día y todos a tu alrededor ríen encantados, ¿es que no se dan cuenta que me molestan?

  • Dos compañeros que estaban hablando se callan cuando te acercas, seguro que te estaban criticando.

  • ¿Luchar por una causa? ¿Para qué? Nadie lo ha hecho antes por ti.

  • ¿Hay algo malo en tu vida? Piensa en ello a todas horas. ¿Para qué vas a pensar en lo bueno? ¡No necesita ser cambiado!

  • No te interesa nada si alguien te hace una crítica, seguro que lo dice porque te odia y ya está.

  • Un amigo te pide un favor: mejor negarse, das el pie y te toman la mano.

  • ¿Todo marcha bien? entonces teme al futuro, todo lo que sube debe bajar.

  • Una de tus máximas en la vida es: ojo por ojo y diente por diente.

  • Convéncete de que sólo hay una opinión correcta, la tuya, y comprueba que todo el mundo va de mal en peor.
  • Aférrate al pasado de manera que no tengas tiempo de ocuparte del presente.
  • Convéncete de ser pura víctima de las circunstancias. Lo que te haya podido causar dios, el mundo, el destino, la naturaleza, los cromosomas y las hormonas, la sociedad, los padres, los parientes y sobre todo los amigos es tan grave que sólo insinuar que pudieras poner algún remedio a la situación ya sería una ofensa.
  • Asegúrate de que por mucho que cambien las circunstancias conviene seguir prefiriendo las soluciones que fueron suficientes y eficaces.
  • Rechaza o elude una situación peligrosa aunque te intenten hacer ver que el peligro ya ha desaparecido.
  • Haz un pronóstico o déjate profetizar un hecho que temes, considéralo después con consistencia propia e independiente de ti, así podrás llegar a donde precisamente no querías.
  • En las relaciones interpersonales es recomendable leer los pensamientos del otro y actuar en consecuencia. Si puedes acompáñalo con unos pocos reproches hacia el otro que tengan un gran tinte de violencia y ambigüedad.
  • Exige al otro que haga algo espontáneamente.
  • Siéntete frustrado al recibir un regalo sólo por haber expresado anteriormente el deseo de recibirlo.
  • En la relación con otra persona admite tan sólo la alternativa de ganar o perder para poder garantizar no sólo esa relación si no incluso otras futuras.

La regla fundamental que dice que un juego no es ningún juego, sino algo tremendamente serio, hace que la vida sea un juego sin fin que sólo la muerte acaba. La única regla que podría poner fin a este juego, no es ni siquiera una regla del juego, tiene varios nombres y en el fondo significan lo mismo: honradez, confianza, tolerancia. Si lo creyéramos también sabríamos que no sólo somos los creadores de nuestra desdicha sino que del mismo modo podríamos crear nuestra felicidad. En este punto quizá podamos compartir las afirmaciones que un personaje de Dostoyevski decía en Los demonios:
- Todo es bueno... todo. El hombre es desdichado porque no sabe que sea dichoso. Sólo por eso. Esto es todo... todo. Quien lo reconozca será feliz en el acto, en el mismo instante.

PAUL WATZLAWICK
de "El Arte de amargarse la vida"