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236 • FÓRMULA PSEUDO CIENTÍFICA

 

Martes, 11 de junio de 2002

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Tao

La conformación mental china, produjo esta filosofía de la vida: gran realismo, inadecuado idealismo, un alto sentido del humor, y una gran sensibilidad poética hacia la vida y la naturaleza.

La humanidad parece estar dividida en idealistas y realistas, y el idealismo y el realismo son las dos grandes fuerzas que moldean el progreso humano. La arcilla de la humanidad se hace suave y dócil por el agua del idealismo, pero la materia que la tiene unida es, después de todo, la misma arcilla, pues de lo contrario podríamos evaporarnos todos, convertirnos en Arieles. Las fuerzas del realismo y del idealismo se tironean una a otra en todas las actividades humanas, personales, sociales y nacionales, y el verdadero progreso se hace posible por la apropiada mezcla de estos dos ingredientes, de modo que la arcilla se mantenga en su condición ideal: dócil, plástica, a medias seca y a medias húmeda, ni endurecida e inmanejable, ni disuelta en barro. Las naciones más sanas, tienen idealismo y realismo mezclados en las debidas proporciones, como la arcilla que se mantiene maleable y no se endurece quedando fuera del estado en que puede modelarla el artista, ni se hace tan aguada que no pueda conservar la forma modelada. Algunos países se ven arrojados a perpetuas revoluciones porque en su arcilla se ha inyectado algún líquido de ideales extraños que no está debidamente asimilado todavía, y por ello la arcilla no puede mantener su forma.

Un idealismo vago, no critico, se presta siempre al ridículo, y un exceso de él puede ser un peligro para la humanidad por conducirla en giros constantes e inútiles a la caza de ideales imaginarios. Si hubiese demasiados de estos idealistas visionarios en cualquier sociedad o pueblo, las revoluciones estarían a la orden del día. La sociedad humana sería como una pareja idealista que siempre se cansara de un lugar y cambiara de residencia regularmente cada tres meses, por la sencilla razón de que ningún sitio es ideal y el lugar donde uno no está parece siempre mejor porque uno no está allí. Por fortuna, el hombre está también dotado del sentido del humor, cuya función, según la concibo, es la de ejercer la crítica de los sueños del hombre, y ponerlos en contacto con el mundo de la realidad. Es importante que el hombre sueñe, pero es quizá igualmente importante que pueda reírse de sus sueños. Este es un gran don, y los chinos lo tienen en abundancia.

El sentido del humor, parece estar muy íntimamente relacionado con el sentido de la realidad, o realismo. Si el bromista es a menudo cruel al desilusionar al idealista, cumple de todos modos una función muy importante en ese mismo aspecto, al no dejar que el idealista se dé la cabeza contra el muro de piedra de la realidad, y reciba un golpe más rudo. También alivia gentilmente la tensión del acalorado entusiasta y le hace vivir más tiempo. Al prepararle para la desilusión hace probablemente que haya menos dolor en el impacto final, porque un humorista es siempre como un hombre encargado del deber de dar malas noticias suavemente a un enfermo agonizante. A veces la suave advertencia del humorista salva la vida del enfermo agonizante. Si idealismo y desilusión deben ir necesariamente juntos en este mundo, debemos decir que la vida es cruel, y no que es cruel el bromista que nos recuerda la crueldad de la vida.

A menudo he pensado en fórmulas por las cuales se puede expresar el mecanismo del progreso humano y del cambio histórico. Me parecen ser asi:

Realidad - Sueños = Un ser animal
Realidad + Sueños = Un dolor de corazón (comúnmente llamado Idealismo)
Realidad + Humor = Realismo (llamado también Conservadorismo)
Sueños - Humor = Fanatismo
Sueños + Humor = Fantasía.
Realidad + Sueños + Humor = Sabiduría.

De modo pues, que la sabiduría, o el más alto tipo de pensamiento, consiste en atenuar nuestros sueños o idealismo con un buen sentido del humor, apoyado por la realidad misma.


LIN YUTANG
Extraído de "La importancis de vivir" • 35° edición / 1979