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1167 • BOTNIA

 

Lunes, 5 de septiembre de 2005

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Logotipo de la empresa.

El Grupo Botnia de Finlandia comienza la instalación de una inmensa fábrica de celulosa a 4 km de la ciudad de Fray Bentos. Producirá al año 1.000.000 de toneladas de celulosa Tiene cinco plantas de celulosa en Finlandia y otras en otros países, uno de ellos Chile. Aproximadamente el 80% de su producción de celulosa se vende a fábricas de papel, propiedad del mismo grupo empresarial. Esta producción hará que Botnia consuma anualmente 3.500.000 metros cúbicos de madera.

Este monstruo sacará cada día 86 millones de litros de agua del Río Uruguay y un 80% de este volumen lo volcará de nuevo al río pero ahora a elevada temperatura y "con una carga de contaminantes diversos que afectará mortalmente la biología del río y el conjunto del ecosistema, las usinas potabilizadoras de agua para consumo humano y los usos diversos del recurso para las poblaciones asentadas en las márgenes (Fray Bentos, Las Cañas, Gualeguaychú, Nueva Palmira, Carmelo, Colonia) también los usos agrícolas del agua para el riego de cultivos y el suministro de agua a los ganados, etc."

Serán "200 toneladas anuales de nitrógeno" y "20 toneladas de fósforo" las que verterá este monstruo en el Río Uruguay. Por si esto fuera poco, la planta enviará diariamente a la atmósfera, según las propias cifras de la empresa, "14 millones de metros cúbicos de gases promotores del efecto invernadero".

La planta modelo de celulosa Arauco, utilizando el mismo tipo de tecnología finlandesa que el grupo empresarial Botnia, acaba de ser suspendida por el gobierno chileno debido a su alto nivel de polución. Había comenzado a operar en febrero 2004. Con tecnología de punta, una inversión de mil millones de dólares, y sometida a un Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.

A pesar de todas estas garantías no pudo evitarse "un derrame de sulfato que afectó a habitantes ubicados a 30 km de distancia, provocándoles dolores de cabeza, náuseas e irritación en los ojos." Pudo constatarse que "vierte 900 litros de residuos (tóxicos) por segundo en el Río Cruces; sus olores nauseabundos llegan hasta la ciudad de Valdivia (a unos 50 km de distancia); y los animales domésticos que beben las aguas del río de los pozos cercanos, mueren". En el caso de Botnia, la misma empresa reconoce como inevitable el mal olor que se expandirá a muchos kilómetros a la redonda.

El químico argentino Luis Grianta expresaba: "estamos presenciando algo monstruoso que es la instalación de las dos plantas de celulosa en Fray Bento... a estos sinvergüenzas los sacan de Europa por contaminadores y se vienen con plata para corromper a cuanto organismo o cuanto legislador o gente se les ponga en el camino".

Dioxinas y furanos: mortíferos agentes de contaminación.
De aquí en adelante los uruguayos tendremos que aprender palabras nuevas, para comenzar a tener una mejor idea de los peligros que nos acechan. Todos tendremos que aprender que son las dioxinas y los furanos, aunque no hayamos estudiado química. En este sentido, la sociedad de la información de la cual tanto se habla, tiene que darnos una mano. No podemos ignorar los efectos super tóxicos de dioxinas y furanos si apreciamos en algo nuestra salud y la de nuestra gente.

La principal fuente de emisión atmosférica de dioxinas son los incineradores de residuos peligrosos y la principal fuente de emisión de dioxinas en el agua son las descargas de la industria papelera que usa gas cloro para blanquear la celulosa. Ambas fuentes de contaminación van a estar presentes en las futuras (ojalá que no sea así) plantas de BOTNIA y ENCE.

Las dioxinas y furanos son muy tóxicos, activos fisiológicamente en dosis extremadamente pequeñas, persistentes, al no degradarse fácilmente, y pueden durar años en el medio ambiente. La principal vía de exposición para los seres humanos es la ingesta de alimentos contaminados, especialmente carne y productos lácteos. Pueden tener efectos negativos en el desarrollo neurológico, reproductivo, conductual y en el sistema inmunológico de lactantes y niños. Pueden provocar cáncer y otros efectos crónicos en personas adultas.

Colaboración G. C. Nicola