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1136 • EFECTO CNN 3

 

Viernes, 22 de julio de 2005

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2001: la mentira premeditada

A fines de los años 90, por iniciativa del general Colin Powell, convertido en administrador de AOL (America Online), un complejo proceso de fusiones-adquisiciones pe
rmite crear el gigante de la comunicación AOL-Time-Warner, en el que se incluye la CNN. En 2001, el equipo Cheney, Powell, Clarke y socios regresa al poder en Washington.

El 11 de septiembre de 2001, un poco antes de las 9 am, la CNN es el primer medio masivo de comunicación en difundir imágenes de la torre norte del World Trade Center, que acababa de recibir el impacto de un avión. La cadena, que dispone permanentemente de una cámara instalada sobre un techo de New York que permite filmar la ciudad, simplemente puso en pantalla un plano fijo, mal encuadrado. El comentarista ignora lo ocurrido exactamente, de qué tipo de avión se trata y si el drama fue accidental o criminal.

Sin embargo, algunos minutos más tarde, y a pesar de no haberse iniciado aún ninguna investigación, afirma saber por una fuente oficial anónima que se trata de un atentado orquestado por Osama Bin Laden. Las cadenas de información continua del mundo entero están ya retransmitiendo esta acusación anónima y sin fundamento cuando un segundo aparato penetra en la torre sur del World Trade Center.

Cerca de las 10 am, la CNN anuncia que también se han producido dos explosiones en el Pentágono con un saldo de siete muertos. Una hora después, la cadena afirma que un avión desviado se dirige hacia el Pentágono. Cerca del mediodía, la CNN anuncia que, según Victoria Clarke, un avión desviado había atacado el Pentágono. Las cadenas del mundo entero retransmiten minuto a minuto la versión de la CNN sin destacar la incoherencia de la cronología.

Es oportuno recordar aquí que Victoria Clarke, vocera del departamento de Defensa, es la persona que montó el falso testimonio en el Congreso sobre el caso de las incubadoras de Kuwait en 1990. De acuerdo con sus comentarios, la Sra. Clarke sabía que el atentado se había cometido con un avión desviado porque Donald Rumsfeld en persona se lo había comunicado de primera mano. De hecho, el secretario de Defensa, en un acto de valentía, había dejado su oficina en esos momentos de peligro para brindar un fuerte apoyo a los bomberos en el otro extremo del Pentágono.

Desde lejos, él había identificado claramente en el edificio los restos de un avión, precisamente de un Boeing 757, mientras que los propios bomberos, penetrando con sus trajes a prueba de fuego en el mismo centro del incendio, afirmaron no haber visto nada que pareciese un pedazo de avión.

Debe recordarse también que el arma que atacó el Pentágono entró por el piso a nivel de la calle, por una puerta de garaje, sin dañar la fachada, y se trasladó al interior del edificio, donde hizo explosión. No obstante, el corresponsal militar de la CNN, Jamie McIntyre, que tiene una oficina dentro del propio Pentágono, afirma sin reírse que un Boeing 757, de más de 100 toneladas, de 38 metros de largo y 12 metros de alto, entró por una puerta de garaje sin dañar el marco de esta, y que después se desintegró en el edificio.

En el mismo momento, se incendiaba un piso del anexo de la Casa Blanca que alberga los servicios técnicos de la presidencia y las oficinas del vicepresidente. Como es ABC quien difunde en directo imágenes del drama y no la CNN, este hecho no aparece en las pantallas extranjeras.

En el transcurso del día, las grandes redes estadounidenses acuerdan realizar el libre intercambio recíproco de imágenes. Para ellos, la prioridad consiste en tener imágenes que permitan la transmisión en directo. Poco importa la visión que dan estas imágenes. En otras palabras, lo que les preocupa es mostrar las apariencias, sin buscar el sentido, so pena de ser víctimas de ilusiones. Un logo aparece en las pantallas: «Atacados los Estados Unidos». Se dice que los atentados serían obra de una potencia extranjera (estatal o no). No obstante, en ese momento ningún periodista es capaz de confirmar esa acusación.

Hacia las 3 pm, la CNN anuncia que se han movilizado los equipos del Centro de Control de Enfermedades (CDC), situado en Atlanta al igual que la sede de la cadena. Se preparan para un ataque con ántrax contra Estados Unidos preparado por Bin Laden. No se da ninguna explicación que permita comprender por qué las autoridades temen un ataque precisamente de Bin Laden, ni tampoco por qué con ántrax.

Pero para nosotros que interpretamos los hechos con posterioridad, estas imputaciones nos parecen muy extrañas. En octubre de 2001, una semana después del ataque contra Afganistán, cuando la opinión pública estadounidense comenzaba a dar señales de fatiga, cinco cartas deliberadamente infectadas con ántrax causaron cinco víctimas.

Numerosos indicios, revelados a la prensa por los investigadores, permitieron establecer una gama de conjeturas que demostraba que las cartas infectadas habían sido fabricadas de antemano por los terroristas del 11 de septiembre. Provocando el pánico general, el presidente Bush declaró en tono grave ante las cámaras de televisión que él no estaba personalmente infectado.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ordenó con carácter urgente la compra masiva de diversos antídotos y vacunas principalmente fabricadas por los laboratorios farmacéuticos de los cuales él había sido jefe. Después, nada más. Pronto se confirmó que las cepas de ántrax provenían de un laboratorio del ejército de EE.UU. y que antes del 11 de septiembre una organización de extrema derecha estadounidense había enviado numerosas cartas de ese tipo a médicos que practicaban abortos.

Retrospectivamente, podemos preguntarnos si todo ese teatro hubiese funcionado de la misma manera en caso de que la CNN no hubiese sembrado ya el miedo el 11 de septiembre.

Hacia las 4:30 pm, la CNN difundió con el rótulo «en directo» imágenes del bombardeo de Kabul por los Estados Unidos, como respuesta a los atentados. Ahora bien, el verdadero bombardeo sólo ocurrió cuatro semanas más tarde. Interrogada posteriormente sobre este invento, la dirección de la CNN afirmó que las imágenes eran realmente en directo, pero que habían sido mal interpretadas. Aquel día, un depósito de municiones habría explotado en Kabul dando la impresión de que la ciudad estaba siendo bombardeada.

Pero, investigado el hecho, nadie en Kabul recuerda explosiones de esta importancia. Las imágenes «en directo» correspondían probablemente a viejas filmaciones de una de las tantas batallas que hubo en la capital durante la guerra civil.

Una vez más, para nosotros que interpretamos los hechos con posterioridad, esta mentira requiere una explicación. Podemos legítimamente preguntarnos si la CNN estaba encargada de preparar a la opinión pública internacional para el ataque contra Afganistán que, aunque estaba previsto desde hacía varios meses, necesitaba una justificación honorable.

THIERRY MEYSSAN
Periodista y escritor francés - Presidente de Red Voltaire